Sorpresa mayuscula he tenido cuando ayer me enteraba que Barack Hussein Obama, presidente de la USA, ha sido nombrado Premio Nobal de la Paz 2009.
La verdad es que no entiendo nada, bien sí que entiendo algo. Los poderosos se premian entre ellos, da igual si el premio se lo merecian en justícia o no. Eso que más da.
Barack Hussein Obama aún no ha resuelto el conflicto armado de Irak, ni de lejos. Allí casi a diario muere gente de uno u otro bando, sean chiítas o sean sunitas. Da lo mismo. Todos comen del mismo pastel coránico.
Y vaya por donde, el conflicto armado, la guerra abierta que se está librando en Afganistan, exige no disminuir las fuerzas armadas de la OTAN, sino que se deberian incrementar. Más guerra, más muertes, más destrucción. Que no nos hablen más de que estan allí para reconstruir un país devastado y que sigue destruyendose sin compasión.
Barack Hussein Obama, pobrecito él, pretende ganarse la confianza del régimen totalitario islamista de Irán con buenas palabras, mientras ellos, los chiítas van armandose hasta los dientes y persiguen la obtención de la bombra nuclear si es que ya no disponen de ella los muy farsantes. No entiendo, pues, el porqué se le ha concedido a Obama esta alta distinción, si en realidad no ha conseguido no ya terminar sino aliviar los conflictos bélicos, sociales y religiosos en estas áreas del Planeta.
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