Ya empezaba a ser horas que el gobierno español, en este caso por boca de su ministro de asuntos exteriores Miguel Angel Moratinos, se plante ante la arrogancia e insolencia del presidente del Irán, Mahmud Ahmadineyad. Ya era hora, porque en los últimos tiempos, el gobierno socialista español, descaradamente y vergonzosamente se ha situado al lado del Islamm especialmente a partir de la guerra de Israel contra el terrorismo de Hamás hace unos meses.
Moratinos ha rechazado de plano las acusaciones de Mahmud Ahmadineyad contra Israel tildándolo de racista, acusación que no se cansa de repetir como un loro que tan solo sabe balbucear cuatro palabras inconexas. El ministro ha aprovechado el encuentro con los periodistas en Córdoba, para añadir que durante la intervención de Mahmud Ahmadineyad en la Conferencia Mundial contra el Racismo celebrada en Ginebra, el representante español, Javier Garrigues, fué uno de los muchos representantes de países que abandonó la sala en señal de protesta y repulsa contra aquellas injustificadas acusaciones.Y mientras aún colea el desastre y fracaso de la citada conferencia mundial que ha demostrado que no ha servido para nada, como no sirvió la de Durban del 2001, Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel ya ha dicho alto y claro que nada de prisas en plantear nuevas propuestas para frenar y terminar con el llamado conflicto de Oriente Medio. Netanyahu ya ha dicho que su gobierno seguirá su ritmo para reanudar el proceso de paz con los palestinos, y ha insistido en que los gobiernos de la Unión Europea no empiecen a fijar condiciones y a apurarnos con sus prisas, añadiendo que las relaciones de Israel con la UE no tendrian porqué estar condicionadas por los contactos que desde Tel Aviv se mantengan con la Autoridad Palestina.
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